miércoles, 20 de febrero de 2013

Tomar el pulso al Estado de la Nación desde los ciudadanos


A nadie se le escapa ya que estamos en pleno Debate sobre el Estado de la Nación. Los días en los que se desarrolla son convulsos para cualquier político, pero a su vez son prolijos para los periodistas y analistas políticos.

Puede parecer mentira que vayan a ser prolijos porque como es sabido por todo los políticos son mucho de hablar sobre “la paz mundial” es decir, llenar de palabras vacías sus mensajes y que parezca que trasmiten contenido, al menos de cara a la opinión pública. Pero lo cierto es que muchas veces se convierte en la mejor vía de escape para que los analistas y políticos encasillados siempre en los mismos temas tengan posibilidad de ver los intereses del Gobierno.

Atacar y defender ese es el principal estilo de este tipo de debates. El Gobierno plantea su visión de la actual situación durante hora y media y la oposición ataca esa visión que más tarde se verá defendida por el presidente del Gobierno, hasta aquí todo normal. El problema es cuando en este juego se entra en el “y tú más” porque los debatientes no son capaces de encontrar los argumentos adecuados (si es que los hay) para defender los ataques recibidos. En España estamos bastante acostumbrados al síndrome del “y tú más” porque día a día vemos quejas por parte de los partidos políticos de lo que los otros no han hecho es decir, basan su defensa en un ataque.

La labor de la oposición es la de ejercer de controladora sobre la gestión del Gobierno y por esto no tiene que rendir cuentas algunas, pero en el debate de hoy ha acabado haciéndolo (cuando Rubalcaba ha dicho que los socialistas tienen derecho a rectificar) porque se ha visto obligado por el discurso del Gobierno.
Rajoy no podía escapar a temas como el de la corrupción que día tras día escandalizan a la opinión pública y por eso ha tomado una decisión, disparar primero hablando sobre un posible pacto anticorrupción. Además de haber enumerado una serie de medidas (como facilitar la contratación de los jóvenes o que los autónomos no paguen el IVA hasta que no lo cobren) para que la recuperación de España empiece a ser un hecho.

El líder de la oposición, ha destacado que en España existe una crisis moral y que es imposible que el PP gobierne esperando que a Bárcenas le dé un ataque de sinceridad. Además, a media tarde ha entrado en escena el líder del PSC, Pere Navarro, pidiendo la abdicación del Rey declaraciones de las que el PSOE se ha desmarcado inmediatamente. ¿Cómo es posible que desde un partido se manifiesten las diferentes posturas que existen y desde la sede central tengan que desvincularse de lo que dice un líder autonómico?
Volviendo al Debate sobre el Estado de la Nación, han estado hasta hace unos minutos hablando sobre los problemas económicos, el programa electoral del Gobierno sin cumplir, precariedad en la sanidad pública, el problema de los desahucios, los recortes en educación, el soberanismo catalán y otras tantas cuestiones latentes en la realidad política española. ¿Pero para qué, realmente se consigue sacar una conclusión más allá de la que la mayoría de los que nos interesamos un poco por la política desconocemos?

Lo cierto es que actualmente existe en el seno de la sociedad un descontento generalizado hacia nuestros políticos y es por esto que la mayor parte de los ciudadanos considera que no le incumbe lo que ocurre dentro del Congreso de los Diputados. El descontento político está haciendo mella en los ciudadanos y la situación que vivimos es cada día más tensa lo que lleva a muchos ciudadanos a pensar que la política no va con ellos, pero olvidan que la política lo es todo; desde los adoquines que se encuentran en la puerta de su casa a la posibilidad de coger un avión para que les reúna con sus seres queridos. La política lo es todo y es por esto que los políticos se deben a sus electores. El problema llega cuando estos electores se plantean no votar por el descontento al percibir a los políticos como personas cuyo único objetivo es lucrarse. De esta manera, es como perdemos todos porque en realidad quien pierde es la democracia.

Lo que ha ocurrido en una jornada puede ser bastante interesante para periodistas, políticos y analistas, pero el resto de la opinión pública prácticamente se queda fuera. La gran mayoría de los ciudadanos de a pie han perdido el poco o mucho interés que podía tener en la política y los que lo tienen no son capaces de seguir unas sesiones tan largas llenas de reproches desde un lado y otro. No digo que haya que eliminar el Debate sobre el Estado de la Nación porque es necesario para tomar el pulso a la actividad política que se ha convertido en cotidiana para todos. Lo que digo es que los políticos que hoy se suben a la tribuna de oradores además de plantearse qué hacer para además de aunar sus fuerzas para sacar a flote España deberían pensar en cómo conseguir que la ciudadanía recupere la confianza en la política y en las cuestiones de política. Muchas veces vale con tener gestos para con los colectivos sociales que representan las reivindicaciones de los ciudadanos, pero otras muchas la cuestión estriba en ir más allá en tomar al pulso de la nación desde el corazón de la misma, desde los ciudadanos.

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