jueves, 14 de noviembre de 2013

El zapping, el terror de las televisiones

242 minutos al día, ese es el tiempo, de media, que los españoles vemos la televisión al día según un estudio de Barlovento Comunicación. Además, dicho estudio revela tan sólo un 1,8% de los ciudadanos afirman no haber visto ni un solo minuto la televisión durante el mes de octubre.

Estos dos datos son bastante descabales; el primero porque se trata de una media en la que los ciudadanos que más ven la televisión a lo largo del día compensan a los que prácticamente no la ven. Pero lo más llamativo es ese 1,8% de la población que afirma no ver la televisión. Es posible, desde luego que lo es, pero ¿Qué hay detrás? En realidad no ven la televisión, pero sí que ven contenidos televisivos ¿Por qué? Muy sencillo, hacen uso de internet y de los dispositivos electrónicos para ver dichos contenidos. Es probable que haya numerosos hogares sin televisión, pero raro, muy raro, es que haya familias en las que no se consuman contenidos televisivos.


Los programadores de las diferentes televisiones (públicas y privadas) se plantean cómo llegar a los espectadores y con 242 minutos de consumo diario lo tienen bastante fácil. El espectador ideal es aquel que además de no hacer zapping, es fiel a un determinado contenido cada vez que este se emite. Mucho se ha dicho sobre técnicas de programación y sobre cómo fidelizar a los telespectadores, pero ¿Qué hay de el zapping? ¿De los ciudadanos que “burlan” lo que los departamentos de programación piensan para que no cambien de canal?

Según un estudio realizado por François Mariet, las diversas tipologías de zapping son:

Zapping clásico: Cambio de un canal a otro para evitar un bloque publicitario.
Grazing: Se produce cuando un espectador va de un canal a otro y si atención por los programas varía en función de sus intereses.
Flipping: Recorrer una a una y por orden para ver qué oferta es la más interesante.
Mutting: Tener la televisión conectada, pero sin volumen. Aunque no es exactamente un tipo de zapping pero que se encuadra aquí por considerarse que el espectador no presta atención a los contenidos.
Swicht-hitting: El espectador sigue (y se entera) varios programas a la vez.

El zapping puede tener numerosas causas, aunque las principales sean las pausas publicitarias y el aburrimiento del espectador. Entre las causas más destacables que impulsan a hacer zapping se encuentran:

La duración del bloque publicitario. Es uno de los aspectos que más influyen para cambiar de canal. Está demostrado que si la pausa dura menos de un minuto la fidelidad del telespectador es del 100%; si la pausa es de 2 a 4 minutos la fidelidad desciende al 80% y si es superior a 4 minutos la fidelidad es del 75% (en este aspecto hay que tener en cuenta la hora a la que se produce la pausa. No es lo mismo una pausa de 4 minutos a las 22 que a las 23.50).
La posición del bloque de publicidad. Un estudio de Broke Emopública afirma que es más fácil que el telespectador haga zapping si la publicidad está al inicio o al final de un programa que si está a mitad del mismo.
La frecuencia del bloque publicitario. Es peor realizar muchos cortes breves en una emisión que pocos más largos porque la intensidad de cualquier tipo de contenido televisivo se ve cortada menos veces lo que no provoca tanto rechazo como si se corta en numerosas ocasiones.
El tipo de programa. Es más probable que el espectador haga zapping si se encuentra ante un programa al que tiene que prestarle poca atención. Sin embargo, los programas que requieren más atención son más propicios para cautivar a la audiencia de principio a fin, independientemente de la duración de las pausas o su ubicación.
El hecho de que existan programas competitivos (dirigidos a un target o público familiar). El que los espectadores tengan interés por los programas similares hace que sea más fácil que puedan zappear en caso de que dichos programas se programen en el mismo horario.
El número de personas con las que se ve la televisión. A menor número de personas viendo la televisión más fácil es hacer zapping porque menor ha de ser el consenso a la hora de cambiar de canal.
La contraprogramación. Si hay una cadena muy habituada a contraprogramar y los espectadores lo saben se acaba provocando falta de fidelidad y credibilidad con respecto a la programación de la cadena. Esto puede derivar en que el televidente esté viendo un programa, pero se pase por los demás canales para cerciorarse de lo que emiten.
Otros factores como pueden ser la mala recepción de la señal o la carencia de mando a distancia para controlar una televisión.

Da igual hacer zapping o no hacerlo, el caso es que el español, de media pasa más de cuatro horas ante un televisor y esta estadística es como todas y se explica muy bien con la metáfora del pollo. Si una persona se come dos pollos y otra ninguna contará como que cada uno han comido un pollo aunque no sea así…

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