martes, 5 de noviembre de 2013

El cierre de RTVV, otro daño más de la crisis económica, política y de gestión

Cierra Canal 9, la Radio Televisión Valencia. Una radio televisión pública que emitía en la Comunidad Valenciana con ínfimos niveles de audiencia. Al conocerse la noticia las redes sociales han echado humo y los medios de comunicación se han lamentado por el cierre del medio porque el cierre de un medio de comunicación siempre merma la libertad de expresión.


Bastantes altos cargos dependientes del presidente, Alberto Fabra, ocupaban los pasillos del ente público valenciano y fueron ellos los que propusieron un Expediente de Regulación de Empleo para conseguir que el medio fuera viable. Esta misma mañana, el Tribunal Superior de Justicia de Valencia ha reconocido el derecho de los mil despedidos a ser readmitidos. Así las cosas, la directiva de RTVV ha anunciado que cerrará porque la readmisión de esos trabajadores haría que la continuidad fuera inviable.

La desaparición de cualquier medio de comunicación es, sin duda, una lacra para los trabajadores que pasarán a engrosar las listas del paro, pero sobre todo es un paso atrás en el desarrollo de una sociedad democrática. Los medios de comunicación son los que sustentan la capacidad crítica de la sociedad porque sientan las bases de la formación de una opinión pública.

Año a año asistimos impasibles a la desaparición de medios de comunicación arrastrados por la crisis económica que conlleva una disminución de las inversiones publicitarias. Independientemente de cómo sean los contenidos ofrecidos por el medio, éstos tienen un valor (y un coste) algo que parece haberse olvidado.

Vivimos en una sociedad infoxicada (intoxicada de información) en la que hay que ser muy cuidadoso para escoger una información y descartar otra, pero sobre todo en la que la información que somos capaces de procesar es la mínima parte de la que se produce. Lo cierto es que este hecho ha supuesto que gran parte de los ciudadanos se hayan acostumbrado a recibir ingentes cantidades de información sin pagar por ello. Hace un tiempo leí que con lo que escribimos en las redes sociales y con los correos electrónicos producimos lo correspondiente a 36 millones de libros diarios.

Esta gran cantidad de información está jugando contra sí misma y sobre todo, contra los periodistas. Se recibe la información de manera gratuita y automática lo que hace que la sociedad no le dé el valor que realmente tiene. Si comparamos las visitas a las páginas Web de los principales diarios españoles con el número de suscripciones somos capaces de atisbar dónde está el problema. Los ciudadanos no están dispuestos a pagar por una información que pueden recibir gratis y esto provoca una pérdida de valor en lo que a la profesión periodística se refiere.

El periodismo necesita reinventarse y dar valor a sus contenidos. El hecho de que un ciudadano pague 1€ por un periódico no sufraga los gastos que cuesta producirlo, pero sí que le da un valor para el ciudadano que paga por el trabajo de unos periodistas que no pueden trabajar sin cobrar. La gratuidad de los medios lleva consigo que los sueldos de los periodistas cada vez sean más bajos y, en el fondo, es una estructura insostenible.

Incluso los grandes medios audiovisuales como por ejemplo Antena 3 y Telecinco se han visto obligados a recortar sus plantillas o a fusionarse con otras cadenas La Sexta y Cuatro para seguir siendo viables. Ni que decir tiene que RTVE es cara y que sus producciones no se pueden costear con la partida destinada en los Presupuestos Generales del Estado.

Al hilo de lo que ha sucedido con RTVV está por ver qué pasa con Telemadrid porque Ignacio González afirmó que si se anulaba el ERE, que se produjo en enero en el ente público madrileño y por el cual 925 fueron despedidas, la cadena tendría que cerrar.

El gran reto de los medios de comunicación es dar valor a sus informaciones y sobre todo aportar contenidos novedosos que les diferencie del resto de medios, pero sin perder la correcta gestión que debería quedar siempre en manos de expertos en el sector (como en todos los negocios).

Es cierto que el cierre de RTVV se debe a una mala gestión del canal desde los poderes públicos, pero todavía queda mucho por hacer al ciudadano para que cuando cierran un medio de comunicación no se resigne a aceptarlo porque eso supone ceder en lo que a derechos democráticos se refiere y sin democracia un ciudadano, nunca podrá ser del todo ciudadano, pasará a convertirse en un actor más en manos del poder.

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