miércoles, 13 de noviembre de 2013

El lobbismo está de moda

La palabra lobby se ha adentrado en nuestro vocabulario desde hace unos meses. Concretamente, la llegada del magnate Sheldon Adelson a España para decidir dónde invertiría millones de dólares de los que saldría Eurovegas.


Hoy en día, cualquier ciudadano mínimamente informado sería capaz de responder qué es un lobby sin poner cara de póker al ser preguntado. Por definición, un lobby es un grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses. Pero ¿Cómo funcionan?

Sobre todo lo que importa en este mundo, como en todos, son los contactos que permiten a los lobistas acercarse a aquellas personas que quieren presionar. Hace tiempo, hablar de lobby era hacerlo en términos negativos, porque las relaciones establecidas no son del todo transparentes y es algo que no gusta en los círculos empresariales. A este respecto, los datos afirman que grandes capitales mundiales como Washington o Bruselas han regulado la actividad de los lobbies, otorgándoles así mayor transparencia y publicidad.

Bien mirado, todo el mundo hace lobby de sí mismo y con el tiempo el lobby se ha ido viendo como algo más positivo. Donde más efectivo es el lobby es a nivel empresarial porque los principales clientes de los lobistas son inmobiliarias, bancos, eléctricas y en general, las grandes empresas del país.

Lo más destacable de estos grupos es que la mayor parte de los ciudadanos no son conscientes de su actividad porque quieren influir en los gobiernos e instituciones públicas para conseguir sus objetivos.
Gracias a la actividad de los lobistas las empresas españolas han conseguido contratos en el extranjero por valor de millones de euros como es el caso del AVE de la Meca.

Cada día la actividad de los lobbies está más extendida y normalizada y por esto la imagen que se tiene del lobby es cada vez más positiva. Hay lobbies de todo tipo desde tabacaleras, pasando por asociaciones de empresarios hasta llegar a organizaciones ecologistas.

Llegados a este punto, la pregunta es ¿están perdiendo los lobbies eficacia en tanto en cuanto su actividad se da a conocer públicamente? En este sentido, probablemente lo mejor sea que los ciudadanos desconozcan las actividades lobistas porque no siempre sus intereses van a ser socialmente beneficiosos. Una cosa es que estén regulados, para así controlarlos y otra muy diferente que salga a la palestra toda la actividad que llevan a cabo porque en realidad si se destapan las actividades de unos lobbies otros (con intereses opuestos) aprovecharán para actuar. ¿O no?

Para acabar una recomendación cinematográfica para entender mucho mejor qué es y cómo funciona un lobby. Gracias por no fumar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario