martes, 8 de enero de 2013

Por la necesidad de la capacidad crítica en la ciudadanía


El papel de los medios en la sociedad actual está sometido constantemente a análisis y a estudios además de a la opinión de cualquier ciudadano. ¿Hasta qué punto lo que publican los medios influye en una sociedad para crear opinión sobre uno u otro tema? Lo cierto es que nadie puede discutir que los medios son poderosos y están presentes en todos (o casi) los ámbitos de la vida pública.


La democracia existe gracias a la relación que se da entre los ciudadanos y los políticos, las organizaciones políticas y los ciudadanos o entre las propias instituciones y los ciudadanos. Los medios de comunicación son un elemento fundamental para que se de esta relación puesto que los medios en sí son los intermediarios entre el Estado y los ciudadanos. Por esta razón, los medios de comunicación tienen una importancia fundamental en el desarrollo político de los países democráticos.

Los medios no sólo se limitan a informar a los ciudadanos de lo que hacen los partidos políticos o el Gobierno; crean y moldean la opinión pública. Durante los últimos años, la labor de los medios no ha sido sólo la de ser meros transmisores de las actividades de políticos, también se han convertido en una herramienta de control político y esto es así porque la opinión pública se refleja en los medios. En sí, los medios se han convertido en los transmisores de la opinión pública a las élites políticas.

La idea de opinión pública puede interpretarse en dos ámbitos diferentes; los sistemas democráticos y la Política como tal. A finales del siglo XVIII junto con el liberalismo se desarrolló el concepto de opinión pública como la opinión que los ciudadanos tenían de las acciones llevadas a cabo por sus gobiernos. En teoría, esta opinión estaba basada en la racionalidad de los ciudadanos que analizaban la información que recibían y a partir de ahí se formaban unas ideas razonadas. Los ciudadanos tratan los asuntos de interés público y de esta manera participan en el debate político con la intención de influir en la acción de los gobiernos y así controlarlos. El hecho de que cada vez más los políticos dependan de las encuestas da cuenta de la importancia que éstos le dan a la opinión pública y a los pareceres de los ciudadanos, pero lo cierto es que dichas encuestas no muestran en realidad la opinión de los ciudadanos porque consisten en preguntas con respuestas cerradas y que deben contestarse con rapidez. Para José Luis Dader, la opinión pública es la imagen recortada sobre la que eventualmente converge toda la atención de los ciudadanos.

Poco a poco, la Política ha ido incluyendo la importancia de los temas que se refieren a la influencia de los medios de comunicación en sus análisis y estudios. Es importante aclarar las funciones de los medios en su relación con las actividades políticas y el uso que los ciudadanos hacen de aquellos. Los políticos se han dado cuenta de la importancia (y la influencia) que los medios tienen en los ciudadanos y por esto quieren valerse de los medios para hacer que sus mensajes lleguen a las masas. Apuestan por la centralidad lo que les lleva a acercarse a todos los ciudadanos para así conseguir el mayor número de votos posible.

Giovanni Sartori define la opinión pública autónoma (libre e independiente) en oposición a la opinión pública heterónoma que es la que controla el Estado. La primera se consigue con el no adoctrinamiento en la educación y con información plural y diversa. Para conseguir esto, según Sartori, hace falta una estructura policéntrica de medios de comunicación y un interjuego competitivo entre ellos, lo que lleva al establecimiento de unas condiciones de mercado. Para Sartori, un sistema de mercado en los medios tiene dos efectos: la multiplicidad de Persuasores y un sistema autocontrolable y alerta, puesto que queda expuesto a la vigilancia.

Los medios de comunicación tienen la capacidad de atraer y orientar la atención de los públicos. En su teoría de la agenda setting, McCombs y Shaw afirmaban que los temas a lo que más atención les prestasen los medios serían aquellos que serían más familiares y, por lo tanto, resultarían más importantes para el público expuesto a los medios. En 1976, el caso Watergate fue utilizado por McCombs y Shaw para demostrar su teoría puesto que la corrupción política no era nada nuevo, pero este caso ha pasado a la historia gracias a la atención que los medios le prestaron desde el primer momento. Poco más tarde, en 1987, Rogers y Dearing ampliaron esta teoría hablando sobre tres tipos de agendas que se interrelacionan entre sí; la de los medios, la de los políticos y la agenda pública (la de los ciudadanos).

Elisabeth Noelle-Neumann señaló que la opinión pública ejerce la función de control social cuando las opiniones se pueden expresar en público sin riesgo de asilamiento. La opinión pública como control social porque los individuos tienen miedo al aislamiento, la sociedad amenaza continuamente a los individuos que se desvían del consenso existente con el aislamiento. Existe una presión social y un miedo al aislamiento que en el fondo acaban haciendo que exista una afinidad social. De esto se deriva la teoría de la espiral del silencio por la cual los ciudadanos tienen a no manifestar aquellas opiniones que no perciban como mayoritarias en su entorno. Es por esto que es muy complicado que surja desde los ciudadanos una corriente de opinión que acabe con la hegemonía de los medios a la hora de establecer los temas de actualidad más importantes.

Lo cierto es que en las sociedades actuales se tiende a confundir opinión pública y cultura política. La primera hace referencia a las opiniones que los ciudadanos tienen en un momento determinado sobre acciones determinadas de un Gobierno. Por su parte, la cultura política son los valores por los cuales un ciudadano se relaciona con la política. Como los políticos se han dado cuenta de la importancia que tienen los medios de comunicación han empezado a elaborar sus mensajes para que los propios medios sean los encargados de trasmitirlos son mensajes mediáticos que los ciudadanos recibirán. Los políticos confían en la capacidad de los medios para crear opinión pública y por eso invierten sus esfuerzos en campañas de marketing e imagen para aparecer en los medios porque son conscientes que si aparecen en éstos ya formarán parte de la opinión pública.

Una vez expuesto esto es cuando entra en juego la capacidad del ciudadano de elegir la información que recibe. Lo que se publica en los medios de comunicación y cómo se hace dice mucho sobre cómo es una sociedad… En una sociedad con una opinión pública bien formada y con capacidad crítica es muy difícil, casi imposible, que los medios influyan puesto que los ciudadanos son capaces de discernir y discriminar entre todos los temas a los que se encuentran expuestos. Según Sartori, el papel de formación de la opinión pública lo ejercen los medios de comunicación, pero lo cierto es que debería ejercerse a través de los mismos porque son los ciudadanos los que, desde una conciencia crítica, eligen qué información quieren y en qué aspectos los medios moldean su opinión.

En nuestras sociedades existe lo que llamamos infoxicación o intoxicación de información, pero el ciudadano es el que tiene que distinguir entre la información que le interesa y la que carece de importancia a pesar de que esté presente en los medios. Según Ignacio Ramonet: “En las sociedades democráticas actuales no existen mecanismos de censura como tal, pero la censura funciona bajo criterios inversos. La censura no funciona suprimiendo, amputando, prohibiendo o coartando. Funciona por demasía, por acumulación, por asfixia. Hoy en día se oculta la información por un gran aporte de la misma: la información se oculta porque hay demasiada para consumir y no se percibe la que falta.” La sobreinformación no hace más que provocar una falsa sensación de estar bien informado. Son muchos los ciudadanos que consideran que por seguir habitualmente un informativo ya están informados, lo cierto es que mantenerse informado ha de ser una labor ciudadana que ha de llevarse a cabo gracias a la utilización de los medios de comunicación como herramienta.

La aparición de la televisión a mediados del siglo XX ya supuso una revolución en todo lo que tiene que ver con la forma en la que los ciudadanos se exponen a la información y la reciben pero sin duda, las redes sociales han hecho que esa revolución se quede pequeña. El desarrollo de las redes sociales está haciéndole un flaco favor a la creación de una conciencia crítica en los públicos porque son muchos los usuarios de las redes sociales que siguen a numerosos perfiles de medios de comunicación y de comunicadores para mantenerse informados, pero lo cierto es que con 140 caracteres no se puede estar informado y mucho menos tener una visión crítica respecto a los temas de actualidad. El trabajo del periodista es coger un hecho y darle forma de noticia y el del ciudadano es considerar si ese hecho noticioso tiene valor para ser tal o no. Probablemente, la mejor manera de que los ciudadanos adquieran conciencia crítica sea leyendo, contrastando y profundizando la información y el mejor medio para hacerlo es a través de la lectura de los periódicos de uno y otro signo político. El problema es que la división entre los intereses económicos (o empresariales) y el periodismo se ha ido disolviendo durante los últimos años y es prácticamente imposible que la información que un ciudadano recibe no esté sesgada. Esto puede verse porque son muchos los medios que coinciden en sus cabeceras puesto que pertenecen a grandes grupos mediáticos. Los medios juegan un papel importante en la socialización de los ciudadanos y sobre todo de los más jóvenes. Lo que ocurre es que una sociedad se describe por la calidad de sus programas televisivos, radiofónicos o de la información que aparece en sus medios.

Es cierto que los medios de comunicación tienen capacidad para influir en la opinión pública y colocar en ella los temas que consideren más relevantes de todos los que se presentan. Lo que realmente es importante es que los ciudadanos han de desarrollar su propia capacidad crítica valiéndose de los medios de comunicación para mantenerse informados. Los ciudadanos una vez se hayan expuesto a la información de los medios deberían contrastarla y formar sus propias opiniones. Lo cierto es que la comodidad prevalece entre la mayoría de los ciudadanos porque éstos se limitan a ver la televisión o escuchar la radio (son pocos los que leen periódicos a diario tal y como demuestran las cifras de ventas) y consideran que están bien informados. La pregunta que deberíamos hacernos llegados a este punto debería ser si los medios tienen que crear conciencia entre los ciudadanos para que se lean más periódicos y que los mismos profundicen más en los temas que forman parte de la opinión pública. Si esto ocurriera y los ciudadanos se acercasen de forma crítica a los medios ¿utilizarían los políticos los medios de comunicación para influir en la opinión pública?

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