viernes, 1 de febrero de 2013

La burbuja periodística


La democracia trajo consigo la libertad de prensa lo que derivó en una expansión mediática. Además, los políticos empezaban a verse fascinados por la comunicación como un medio para acercarse a los votantes. Esta fascinación no sólo se iba a ver reflejada en la proliferación de cadenas de televisión públicas sino que hizo que los Gobiernos se empeñasen en aliarse con los grupos mediáticos. Esta alianza no era más que un aprovechamiento mutuo entre los medios y los políticos. El principal problema de esta alianza es que los medios perderían así su función de control democrático.

En los años inmediatamente anteriores a la crisis, hemos asistido a la aparición de un sistema de medios basado en las tensiones en la vida política. La cercanía entre los medios y el poder (Gobierno u oposición) ha marcado el avance de los grandes grupos mediáticos. En definitiva, los medios se han ido convirtiendo en los altavoces de los políticos. 


Al contrario de lo que sería deseable, esta proliferación de medios no supuso el aumento de la capacidad crítica de los ciudadanos o la mejora de las condiciones laborales de los periodistas. El crecimiento de los medios no contribuyó a reforzar el pluralismo sino que ayudó a la proliferación de un sistema mediocre lleno de proyectos inacabados asociados con los poderes políticos. Mientras tanto, son muchas las ideas buenas que quedan en cajones de periodistas que se deben al medio que les paga el sueldo que les da de comer. 

Lo que se creó entre 2000 y 2007 fue una burbuja mediática que no era sostenible y en la que aumentaban vertiginosamente los proyectos informativos sin mucha lógica periodística y poco alcance ético. Además, la burbuja se ha visto apoyada por una precarización laboral generalizada incluyendo al empleo de becarios y recién licenciados por poca (o ninguna) remuneración como si fueran expertos. A esta burbuja se le une otra, la académica que ha derivado en un grave desajuste en el mercado laboral. 

Hoy por hoy, la crisis ha hecho que sean numerosos los periodistas que engrosan las listas del paro, 10.459 hasta septiembre de 2012 según Informe de la Asociación de la Prensa de Madrid. Este hecho sin duda es una malísima noticia porque quedan acalladas numerosas voces que seguro tienen mucho que decir, pero este dato puede llevar consigo algo positivo y es que muchos de esos periodistas que hoy se encuentran en el paro se están decidiendo a poner en marcha numerosos proyectos innovadores y sobre todo ventajosos para el futuro del periodismo. 

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