lunes, 10 de noviembre de 2014

El día después del 9N

Como reivindicación social del independentismo, la consulta del 9 de noviembre en Cataluña puede haber sido un éxito para el Govern catalán y los suyos. Otra cosa es que no contara con las garantías democráticas porque no existía junta electoral, era controlada por los partidarios de la propia consulta, no había un censo de votantes sino que éstos tenían que estar previamente apuntados en un listado para poder ejercer el voto.

Voluntarios en las aulas. Foto: La Vanguardia
Los datos afirman que han participado en la consulta 2.305.290 personas. Con el 96,8% de los votos escrutados son 1.806.336 personas las que están a favor de la independencia de Cataluña, es decir, un 80,76% de los que han participado en la consulta. Según el INE la población residente en Cataluña y nacida antes de 1998 (llamada a votar) es de 6.228.531 personas. Con estos datos, habría votado un 35,9% de los censados en Cataluña, un dato más bajo que el de la participación en las elecciones autonómicas. Es decir que tan sólo ha votado un tercio de la población catalana. En otras palabras, los catalanes soberanistas se movilizaron y los no soberanistas hicieron caso omiso a la consulta por considerar que no estaba dirigida a ellos.

En relación a esto, el diario La Vanguardia publicaba ayer un artículo en el que respondía a la pregunta de ¿cuántos votos hacen falta para que la consulta sea considerada un éxito? Dicho artículo afirmaba que “Una participación por debajo del 25% del censo electoral -menos de 1.400.000 ciudadanos- constituiría un fracaso para un movimiento soberanista” A día de hoy (tengamos en cuenta que se puede seguir votando hasta el próximo 25 de noviembre), se ha superado esta cifra por más de 900.000 votantes.

Prevaricación, malversación y desobediencia; esos son los delitos a los que se enfrenta el Gobierno de la Generalitat por mantener la consulta del 9N cuando el Tribunal Constitucional la suspendió en dos ocasiones. 

Mientras tanto, en Madrid, el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no ha dicho nada al respecto de la consulta. El Gobierno ha optado por el silencio en el día después de la consulta y ha decidido no hacer valoraciones al respecto más allá de las declaraciones del Ministro de Justicia, Rafael Catalá (apellido con guasa), quien se limitó a afirmar ayer a última hora de la tarde que fue una “jornada de propaganda política carente de total tipo de validez democrática”.

Precisamente es esta actitud del Gobierno Central la que está haciendo que la consulta Catalana tenga “más repercusión” mediática y social porque la callada por respuesta, el no oponerse a algo que no estaba permitido y que al final se llevó a cabo y el no hacer valoraciones sobre un hecho en concreto que afecta al total de la ciudadanía española da, más si cabe, la sensación de que ese Gobierno, el Central, no trata un tema para no entrar en polémica.

El silencio del Gobierno de Rajoy puede dar la sensación de que en España no existe una postura clara respecto a la reclamación de independencia catalana. Explican que no valoran la consulta porque está al margen de la legalidad. La única persona del Partido Popular que ha valorado hoy la consulta ha sido Mª Dolores de Cospedal que ha afirmado que ha sido un “simulacro estéril e inútil”.

Para el PSOE, la votación es ilegal e inválida, pero el Secretario General del partido, Pedro Sánchez, confía en que este sea un primer paso para el camino hacia la España federal.

El próximo paso de la Generalitat es tener más presencia en el exterior, algo que ya ha conseguido en cierto modo por la cantidad de medios acreditados tanto en Cataluña como en Madrid para cubrir la consulta. En este sentido, uno de los primeros en hablar sobre ha sido el Primer Ministro británico, David Cameron, quien ha apostado por la unidad de España. Ahora queda ver qué hará Arthur Mas para dar visibilidad exterior a su propuesta porque desde la Unión Europea han afirmado el de la consulta es un asunto interno en el que no tienen nada que decir.

En el día después, no se puede hablar de fracaso porque casi tres millones de personas se han manifestado y de esas más del 80% está a favor de la independencia catalana; pero tampoco puede ignorase al resto de catalanes, dos tercios, quienes han decidido no acudir a la llamada de las urnas. Entonces, ¿en qué estado quedan las cosas? 

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