martes, 20 de mayo de 2014

La abstención: gran vencedora de los comicios

En campaña electoral los partidos se emplean a fondo en intentar demostrar a los ciudadanos que se interesan por los problemas cotidianos, esos que preocupan al pueblo. Quieren dar la sensación de que la clase política es imprescindible para que la vida fluya y para que “todo vaya bien”.


El viejo truco de ir a hacerse la foto en las tiendas o en los mercados para demostrar que los políticos saben de primera mano lo que pasa en la ciudadanía, ya no sirve. En España hay un descontento generalizado con todo lo que rodea a la clase política bien sea por los casos de corrupción destapados durante los últimos años, por la situación económica de la que parece que nos quedan unos años para salir o por la diferencia (palpable) entre la vida que llevan los políticos y la que lleva el resto de los ciudadanos.

Lo que queda claro es que este año la abstención se impondrá a cualquier opción política en las urnas. El descontento con la clase política unido a la falta de implicación con Europa podrían hacer de estos los comicios con menos participación de la democracia. Y es que cuando uno se plantea para qué sirve votar en unas elecciones europeas son más las dudas que las respuestas inequívocas y aclaratorias. Si de por sí existen recelos hacia el parlamento español lo del europeo ya es increíble y para comprobarlo no hay más que preguntar a cualquier persona de alrededor si sabe dónde se encuentran las sedes del parlamento europeo; si la persona en cuestión no es político ni periodista (que trate estos temas) no sabrá que hay tres sedes: Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo.

Ayer fue el último día para publicar encuestas electorales y todas dan por vencedor al Partido Popular seguido por el PSOE (el margen depende de quién publique la encuesta), pero la abstención estaría en torno a un 56% lo cual es altamente significativo.

Han corrido ríos de tinta sobre que la abstención beneficia a los grandes partidos porque estos tienen a sus votantes más fieles prácticamente asegurados, pero ¿qué pasaría si nadie saliera a votar? ¿Si ese hipotético 56% se convirtiera en un 90% (teniendo en cuenta que los militantes de los partidos sí que van a votar)? Es posible que en ese caso algo cambiase en las actitudes de nuestros políticos, pero siempre se excusarían en que en España no hay sentimiento de pertenencia a Europa y que por eso la participación sería tan escasa.

Ir o no a votar es un derecho que todos los españoles pueden ejercer en democracia, el gran problema viene cuando no se sabe por qué se va a votar y las campañas electorales se basan en el “y tú más” entre el partido en el gobierno y la oposición. Eso sí que anima a no ir a votar porque en el fondo se pierde la esencia de unas elecciones europeas (en las que lo primero han de ser los proyectos para la unión) y las campañas se convierten en una exteriorización de lo que día a día vemos en el parlamento español, la batalla dialéctica entre partidos lo cual se convierte en una paradoja porque ya en el Debate Sobre el Estado de la Nación parecía que los políticos estaban haciendo campaña para las elecciones europeas


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