El declive de la radio en España se produjo entre los años 60 y 70, pero lejos de rendirse ante la televisión, decidió reinventarse. Buscó nuevas fórmulas para intentar que no se perdiera la costumbre de escuchar la radio. Todavía hoy la radio sigue teniendo su prime time por las mañanas porque la mayoría de los españoles se levantan con la radio puesta para informarse (no hay tiempo para poner la tele y mucho menos para conectarse a internet a pesar de las facilidades con móviles y tablets). Muchos dicen que la radio es compañía, pero sobre todo la principal baza de la radio es que permite que los que escuchan la radio se dediquen a otra tarea (algo imposible con internet y la televisión). Hoy mismo la directora de la (valga la redundancia) Dirección General de Tráfico, María Seguí, afirmaba en una entrevista en el programa Hoy por hoy de Cadena Ser que la radio ayuda en la seguridad del tráfico porque los radioyentes están más alerta al volante.
Para adaptarse a los nuevos tiempos, la radio se ha tenido que reinventar. Es raro el programa de radio que no tenga perfil en las redes sociales para interactuar así con sus oyentes. Además, algunos de los programas se pueden ver en streaming a través de la Web. La forma de consumir la radio ha cambiado, pero ésta ha sabido transformarse para dar respuesta a las necesidades de la sociedad y eso es lo que le ha permitido mantenerse como un medio de comunicación importante (independientemente de la bajada de los ingresos publicitarios). Lo que hace falta es que esa importancia que la radio tiene en el día a día de muchos de los españoles no se pierda con los años.
Queda claro que por muchos competidores que le hayan ido saliendo, la radio ha sabido salir a flote y hoy son muchos las radios que se retransmiten sólo por internet con muy pocos medios. Esto es así porque aún hay quien cree en la magia de la radio, en su ubicuidad, en su inmediatez (no hay mejor medio para informarse de noticias imprevistas), en su capacidad de mostrar las cosas sin imágenes (tan preeminentes hoy).
Recuerdo desde bien pequeña que la radio siempre ha tenido un lugar importante en mi casa. Me gustaba tener vacaciones en el colegio porque cuando me despertaba mi madre tenía la radio puesta (como parte de su rutina diaria) y puede que ahí empezara a picarme el gusanillo del periodismo, de contar historias… Hoy, he adoptado esa costumbre y soy yo quien se pone la radio nada más comenzar el día porque un día sin radio no sería un día. No importa lo que esté haciendo o dónde esté porque la radio siempre está presente en mi día a día.
Desde aquí aprovecho para felicitar a todos los que trabajan en este fantástico medio y pedirles que nunca dejen de hacer radio porque los que estamos al otro lado de las ondas los necesitamos...
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