miércoles, 26 de junio de 2013

Las becas, ¿apoyo o premio?

En los días en los que los escolares apuran sus días en las aulas, José Ignacio Wert ha abierto la polémica en torno a la educación. En lo que va de legislatura, Wert está siendo el ministro que más críticas (ciudadanas) está recibiendo por sus impopulares medidas y que menor puntuación tiene de los miembros del Ejecutivo de Mariano Rajoy.




Esta vez, el que para obtener una beca universitaria o no hay que alcanzar un 6,5 ha llegado a los pasillos del Congreso de los Diputados donde los políticos han sido preguntados por cuáles fueron sus calificaciones a lo largo de su etapa de estudiantes. Hay de todo, desde el presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, que obtuvo 40 matrículas de honor en su etapa como estudiante al portavoz de Izquierda Unida que suspendió la selectividad, pero la media con el bachillerato hizo que pudiera aprobar. De todas formas, esto lo cuenta mucho mejor en su blog la periodista María Rey.

La visión del ministerio de Educación debería centrarse en si con una beca se premia el esfuerzo (hay en carreras que para sacar un 6,5 no hay que, prácticamente, mover un dedo) o si se lo que se pretende a través de las becas es que la situación económica no sea un impedimento para que un alumno pueda estudiar lo que quiera independientemente de sus calificaciones. Alfonso Alonso, desmarcándose de la idea de Wert, afirmó que “igualdad de oportunidades es que nadie deje de estudiar por no tener dinero”. Poco después, el titular de educación reconoció a la prensa que esa nota mínima de 6,5 para obtener una beca se iba a revisar, lo que no quiere decir que se vaya a exigir alcanzar una calificación para poder ser becario del ministerio de Educación.

La concesión de becas en España dista mucho de lo que se hace, por ejemplo, en Estados Unidos. Al otro lado del Atlántico la mayoría de los universitarios (un 56% de media) son becarios, pero no les beca la administración si no que es la propia institución universitaria la que se encarga de financiar sus estudios. Eso sí, la concesión de las becas depende de los méritos académicos. ¿Entonces el sistema universitario estadounidense se sostiene con algo más del 40% de alumnos que pagan sus matrículas? Pues no, es mucho más sencillo que todo eso. Las universidades se financian a través de las donaciones que hacen los exalumnos una vez finalizados sus estudios y cuando encuentran un trabajo que les permite desarrollarse. En el fondo, dichas donaciones son como un agradecimiento a la universidad por permitirles obtener un trabajo bien remunerado. De hecho, Xavier Sala-i-Martin, catedrático español en Columbia ha afirmado hoy mismo que la motivación del profesor universitario (egoístamente) es que el alumno llegue a ser grande porque con los años sus ingresos revierten en la universidad.

Lo que ocurre en Inglaterra y Alemania es que los estudiantes pueden acceder a préstamos sin intereses que devuelven tras haber accedido al mercado laboral. Por su parte, el Gobierno de Portugal ha endurecido los requisitos para obtener una beca por los recortes, exigen haber aprobado el 60% de las asignaturas, cuando el año pasado fue el 50%.  En Italia y Francia hay dos becas diferentes: las que dependen de la renta familiar mínima y las que se otorgan a los alumnos con las mejores notas.

Lo cierto es que sean cuales fueren los requisitos mínimos para optar a una beca las oportunidades deben ser iguales para todos, pero probablemente, si después de esto se primase el esfuerzo serían muchos los alumnos que obtendrían mejores calificaciones. El problema viene cuando volvemos a la realidad y nos damos cuenta de que estamos en un país en el que el 25% de los parados jóvenes tiene titulación universitaria que no le ha servido de nada porque no pueden desarrollar sus competencias. Una buena opción podría ser que desde el ministerio de Educación se instase a las instituciones universitarias a apoyar a los recién titulados en la búsqueda de empleo y no que lo único que hacen desde dichas instituciones es poner cada vez más trabas a los exalumnos.

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